Antes del comienzo de las vacaciones de invierno, un equipo, formado por Juan Lapetini (Secretario del Consejo de Administración), Pablo Rouaux (Área de Voluntariado Corporativo) y el voluntario Carlos Giménez, viajaron para relevar 18 escuelas en las provincias de Salta y Jujuy.
Cada viaje tiene un objetivo concreto: conocer a las nuevas comunidades que quieren tener su proyecto de huerta o continuar fortaleciendo el vínculo con las escuelas que ya acompañamos con su espacio de huerta.
“En esta ocasión, nos tocó llegar a la Quiaca y a la punta más occidental del país, en Santa Catalina, Jujuy. Realmente este viaje fue muy positivo por todos los técnicos, docentes, directivos y niños que hemos conocido en las 20 escuelas que visitamos. Desde la diversidad de comunidades, paisajes, producciones y climas, fuimos testigos una vez más de la necesidades y del compromiso” – Juan Lapetini, Secretario del Consejo de Administración de Huerta Niño.
Precisamente, como menciona Juan, es importante poder conocer a la comunidad ya que cada zona tiene necesidades diferentes. En este caso tenemos que tener en cuenta aspectos fundamentales para el proyecto de huerta: como el terreno y el clima.
La zona visitada tiene una geografía particular: los fuertes vientos de algunas zonas dificultan los cultivos y las lluvias, especialmente en la zona de Salta, afectan en muchos casos a los proyectos de huerta y sus cosechas.
Es el caso de la escuela Nº4596 “Gral San Martín Juan de la Mata Guemes», del Paraje Isonza, en Salta. Toda la comunidad está muy comprometida con el proyecto, los padres y las madres de los alumnos participan activamente del cuidado del espacio de huerta y de alimentar a los animales los fines de semana.
Sin embargo, el viento les dificulta mantener algunos cultivos, según comentó el Director y quieren mejorar su huerta con microtuneles que protejan los plantines.
La escuela Nº4578 “Jaime Davalos” de la localidad de Chicoana, en Salta, tuvo que reemplazar un invernadero anterior que ya se encontraba en malas condiciones por el desgaste del clima y el tiempo de uso.
Para la escuela era muy importante poder contar con un espacio de huerta propio, porque en la zona no contaban con medios para abastecer de verduras al comedor escolar, además de querer fomentar que las propias familias de la comunidad tuvieran sus propios espacios de huerta.
Desde la Fundación se los acompañó este mismo año con la provisión de los materiales para un nuevo invernadero que fue construido por la comunidad y por los técnicos del INTA de la zona.
El equipo de docentes recibió al equipo de Huerta Niño con mucho entusiasmo por la nueva construcción, recientemente terminada, lista para seguir produciendo verduras para el comedor.
En la escuela Nº93, Huachichocana, Purmamarca, tienen un invernadero con una amplia producción de verduras y con el cual los alumnos aprenden distintas materias de la currícula escolar.
Para el director de la escuela, Lorenzo Colombres, es muy importante poder contar con una huerta que mejore la alimentación de sus alumnos, produciendo verduras sin pesticidas ni agrotóxicos.
En cada escuela visitada, además, nos encontramos con distintas problemáticas que se busca solucionar con el compromiso de todos: docentes, padres, madres y alumnos. Principalmente, nos cuentan de las distancias que los niños deben recorrer para llegar a la escuela, los problemas que produce la lluvia y la importancia de producir alimentos sin agrotóxicos, de manera agroecológica.
Pablo Rouaux, que viajó por primera vez a visitar escuelas, nos contaba su experiencia:
«Una directora nos comenta el esfuerzo de los niños para acceder a la escuela: luego de caminatas de dos horas los vemos izar la bandera, abrazar al profe y entrar al invernadero que ellos mismos ayudaron a construir. Allí aplican sus conocimientos en el cuidado de las semillas que sembraron y se convertirán en su alimento.
En el recreo me permito pelotear a 4000 metros de altura, obviamente pierdo por goleada y se divierten con cada pifia mía, compartimos el almuerzo en el cual somos invitados, nos detallan que son de producción propia sin conservantes ni fumigaciones. ¡Tienen el mejor sabor del mundo! Veo sus sonrisas, su interés por aprender, su compromiso y entusiasmo y confirmo que vamos por el buen camino» – Pablo Rouaux, Área de Voluntariado Corporativo
Un espacio de huerta tiene un impacto muy positivo para cada una de las comunidades y, especialmente, para cada uno de los alumnos y alumnas que son parte de esos proyectos.
Como mencionaba Juan: “El proyecto, desde las visitas en sitio, busca encontrar comunidades comprometidas, para empoderarlas en la soberanía alimentaria. ¡Siempre es una alegría volver del viaje, con todos los objetivos cumplidos y el corazón lleno!”
Sin embargo, no hay mejor manera de compartir un viaje, que mostrando ese recorrido, contado por el equipo de Huerta Niño y por los docentes y los niños que visitamos, que nos cuentan su experiencia con el proyecto y su importancia:
¡Les agradecemos a todas los equipos docentes, a cada comunidad, que nos reciben en cada visita y nos comparten sus experiencias y las de sus proyectos de huerta!
Y agradecemos también a los técnicos que nos acompañaron en cada etapa del viaje, que visitan escuelas y nos convocan para que las conozcamos: Fabian Tejerina, Carlos Arias y Jorge Chauque.
-Escuela Nº4489 “Dr. Raúl Ricardo Alfonsín”
-Escuela Nº4259 “Comodoro Luis Py”
-Escuela Albergue
-Escuela Nº18
-Escuela Nº364 “Dr. Jorge Uro de Tafna”
-Escuela Nº271
-Jardín Maternal Intercultural Billingue “Wawa Huasi”
-Escuela Nº440
-Escuela Nº15
-Escuela Nº25
-Escuela de Frontera Nº2
-Escuela Nº347
-Escuela Nº61
-Escuela Nº93
-Escuela Nº377
-Escuela Nº1
-Escuela Nº284 “Armada Nacional”
-Escuela Nº4596 “General Martín Miguel Juan de la Mata Güemes”